El fracaso en la microempresa o de cómo para quien no sabe a dónde van ingún viento le es favorable.
Desde el inicio de la crisis se ha multiplicado la creación de empresas por parte de parados de más o menos larga duración, que capitalizan la prestación de desempleo y montan una empresa.
Una empresa del ramo, quizás, del que es experto el ex trabajador. Si es así, parte con una ventaja: conoce el trabajo. Pero también con una desventaja: no conoce cómo llevar la empresa.
Hágase, amigo lector, una composición de lugar. Figúrese a una persona de 45 años, que ha vivido la tranquilidad de su trabajo los últimos 15. Esa tranquilidad, o esa sensación de tranquilidad, hizo que no se preocupara en formarse, entrenarse o interesarse por otros aspectos de su trabajo o nuevas inquietudes que enriqueciesen su perfil o le hiciesen descubrir nuevas cosas. Un buen día, lo viera venir o no, se queda sin ese empleo tan seguro que tenía. Con esa edad y esa experiencia no va a volver a encontrar trabajo. Es duro decirlo, pero mucho me temo que es así.
El paradigma ha cambiado. Adiós al trabajo fijo. Bienvenido al trabajo continuo. A partir de ahora no habrá que intentar tener un trabajo de contrato indefinido sino tener un trabajo de manera lo más continua y constante posible, sea el que sea. Si es en tu disciplina, mejor.
Pero sigamos con nuestro amigo de 45 años, que ha visto derrumbarse el muro que le separaba de la cola del paro. Está en la cola, pero no avanza. No volverá a trabajar. Mejor dicho, no volverán a contratarlo, porque existe una posibilidad, aunque tenga riesgos: el autoempleo.
Según los estudios de diversas fuentes (Debernardo, Hurtado (2013). Pequeñas y medianas empresas (PYMES): Principales causas de fracaso y cómo combatirlas. Recuperado 19/03/2013 de http://www.slideshare.net/HectorDebernardo/pequeas-y-medianas-empresas-pymes-principales-causas-de-fracaso-y-cmo-combatirlas; Zamorano, E. (1997). Las causas del fracaso de las empresas. Grijalbo), el 95% de los fracasos en las empresas de nueva creación se deben a la falta de formación, competencia y experiencia en la dirección y administración de empresas del nuevo empresario. Es decir, el nuevo empresario sabe de su trabajo pero no de su empresa.
Dejando a un lado ubicación errónea del negocio, la falta de financiación, la mala gestión de inventarios o personal o los problemas de márquetin, el denominador común es la falta de formación del dueño de la empresa en gestión y administración de empresas.
La lógica nos dice que, o bien se forma o bien cede la dirección y administración de su empresa a un externo, de la misma manera que cede la gestión a una asesoría fiscal y contable. En el primer caso contamos hoy en día con una oportunidad única, el posgrado en dirección de microempresas de la UOC Business School. Para el segundo caso es para lo que trabaja astalBI.
Una empresa del ramo, quizás, del que es experto el ex trabajador. Si es así, parte con una ventaja: conoce el trabajo. Pero también con una desventaja: no conoce cómo llevar la empresa.
Hágase, amigo lector, una composición de lugar. Figúrese a una persona de 45 años, que ha vivido la tranquilidad de su trabajo los últimos 15. Esa tranquilidad, o esa sensación de tranquilidad, hizo que no se preocupara en formarse, entrenarse o interesarse por otros aspectos de su trabajo o nuevas inquietudes que enriqueciesen su perfil o le hiciesen descubrir nuevas cosas. Un buen día, lo viera venir o no, se queda sin ese empleo tan seguro que tenía. Con esa edad y esa experiencia no va a volver a encontrar trabajo. Es duro decirlo, pero mucho me temo que es así.
El paradigma ha cambiado. Adiós al trabajo fijo. Bienvenido al trabajo continuo. A partir de ahora no habrá que intentar tener un trabajo de contrato indefinido sino tener un trabajo de manera lo más continua y constante posible, sea el que sea. Si es en tu disciplina, mejor.
Pero sigamos con nuestro amigo de 45 años, que ha visto derrumbarse el muro que le separaba de la cola del paro. Está en la cola, pero no avanza. No volverá a trabajar. Mejor dicho, no volverán a contratarlo, porque existe una posibilidad, aunque tenga riesgos: el autoempleo.
Según los estudios de diversas fuentes (Debernardo, Hurtado (2013). Pequeñas y medianas empresas (PYMES): Principales causas de fracaso y cómo combatirlas. Recuperado 19/03/2013 de http://www.slideshare.net/HectorDebernardo/pequeas-y-medianas-empresas-pymes-principales-causas-de-fracaso-y-cmo-combatirlas; Zamorano, E. (1997). Las causas del fracaso de las empresas. Grijalbo), el 95% de los fracasos en las empresas de nueva creación se deben a la falta de formación, competencia y experiencia en la dirección y administración de empresas del nuevo empresario. Es decir, el nuevo empresario sabe de su trabajo pero no de su empresa.
Dejando a un lado ubicación errónea del negocio, la falta de financiación, la mala gestión de inventarios o personal o los problemas de márquetin, el denominador común es la falta de formación del dueño de la empresa en gestión y administración de empresas.
La lógica nos dice que, o bien se forma o bien cede la dirección y administración de su empresa a un externo, de la misma manera que cede la gestión a una asesoría fiscal y contable. En el primer caso contamos hoy en día con una oportunidad única, el posgrado en dirección de microempresas de la UOC Business School. Para el segundo caso es para lo que trabaja astalBI.
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