España, país de microempresas.
España es un país de microempresas. Según el “Retrato de las PYME 2013” de la Subdirección General de Apoyo a la PYME (Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa) el 99.88% de las empresas españolas son PYME. Pero es que del total de empresas, el 95.5% son microempresas.
Por lo que sea – falta de formación, política educativa nefasta, el “que inventen ellos” o porque tenemos más corcha que un alcornoque – son muchos los que prefieren trabajar por su cuenta que por cuenta ajena. Creo que es muy español o muy mediterráneo. Un famoso director de orquesta dijo una vez que los músicos profesionales españoles eran excelentes solistas, pero que esos mismos no eran tan buenos cuando tenían que tocar en una orquesta. No nos mola trabajar en equipo.
Pero atendamos ahora a una definición aceptada de microempresa: “En la Unión Europea, y por tanto en todos los países que la forman, se entiende por «microempresa» a aquellas empresas que tienen, entre otros requisitos, 10 empleados o menos, una facturación menor o igual a 2 millones de euros y un volumen anual de activos igual o inferior a esa cantidad.” (Fuente: Wikipedia) Es decir, que aquel taxista, pintor, electricista, fontanero, carpintero o mecánico que tiene su taller o su vehículo o su escalera para pintar, reparar o construir, también es una microempresa. Un caso particular de ella, pero microempresa, al final.
Así pues, si sumamos los autónomos a las microempresas, debemos tener ese 95.5% de microempresas en España.
La historia de la economía española es un reflejo de las dificultades que llevaron al fracaso de la revolución industrial en nuestro país. Quizás sea ésta la causa primera del talante de nuestras empresas, más gremiales e identificadas con modelos económicos anteriores a la revolución industrial. O tal vez el hecho de que, puesto que esa revolución llevó asociadas otras revoluciones de carácter social y político en otros países de Europa, al no darse en España condicionó la evolución de nuestra sociedad hacia posiciones menos dispuestas a la innovación, la investigación y la inversión en educación y formación de las personas. En definitiva, el “que inventen ellos” antes mencionado.
Así pues, en lugar de crear grandes empresas o corporaciones con un buen número de trabajadores – salvo en Catalunya y Euskadi, lo que dio lugar a los movimientos obreros más significativos de España -, aquí se estaba más por tener el pequeño negocio con el que ir tirando y sacando adelante la familia. Y así llegamos hasta nuestros días, en que la microempresa familiar domina en número.
Es verdad que la lógica también nos dice que así debe ser, pero quizás no en un número tan elevado.
La tragedia para la microempresa familiar española es que la política económica de los sucesivos gobiernos, sobre todo desde el advenimiento de la democracia, ha sido mimar la gran industria con un gran número de trabajadores, básicamente por motivos políticos. Pero en la mayoría de ocasiones se ha olvidado del microempresario o autónomo.
Ojalá esta crisis haya abierto los ojos a más de uno con poder de decisión para que dé la cancha que merece este tipo de empresas.
José Manuel Santos
(astalBI)
Por lo que sea – falta de formación, política educativa nefasta, el “que inventen ellos” o porque tenemos más corcha que un alcornoque – son muchos los que prefieren trabajar por su cuenta que por cuenta ajena. Creo que es muy español o muy mediterráneo. Un famoso director de orquesta dijo una vez que los músicos profesionales españoles eran excelentes solistas, pero que esos mismos no eran tan buenos cuando tenían que tocar en una orquesta. No nos mola trabajar en equipo.
Pero atendamos ahora a una definición aceptada de microempresa: “En la Unión Europea, y por tanto en todos los países que la forman, se entiende por «microempresa» a aquellas empresas que tienen, entre otros requisitos, 10 empleados o menos, una facturación menor o igual a 2 millones de euros y un volumen anual de activos igual o inferior a esa cantidad.” (Fuente: Wikipedia) Es decir, que aquel taxista, pintor, electricista, fontanero, carpintero o mecánico que tiene su taller o su vehículo o su escalera para pintar, reparar o construir, también es una microempresa. Un caso particular de ella, pero microempresa, al final.
Así pues, si sumamos los autónomos a las microempresas, debemos tener ese 95.5% de microempresas en España.
La historia de la economía española es un reflejo de las dificultades que llevaron al fracaso de la revolución industrial en nuestro país. Quizás sea ésta la causa primera del talante de nuestras empresas, más gremiales e identificadas con modelos económicos anteriores a la revolución industrial. O tal vez el hecho de que, puesto que esa revolución llevó asociadas otras revoluciones de carácter social y político en otros países de Europa, al no darse en España condicionó la evolución de nuestra sociedad hacia posiciones menos dispuestas a la innovación, la investigación y la inversión en educación y formación de las personas. En definitiva, el “que inventen ellos” antes mencionado.
Así pues, en lugar de crear grandes empresas o corporaciones con un buen número de trabajadores – salvo en Catalunya y Euskadi, lo que dio lugar a los movimientos obreros más significativos de España -, aquí se estaba más por tener el pequeño negocio con el que ir tirando y sacando adelante la familia. Y así llegamos hasta nuestros días, en que la microempresa familiar domina en número.
Es verdad que la lógica también nos dice que así debe ser, pero quizás no en un número tan elevado.
La tragedia para la microempresa familiar española es que la política económica de los sucesivos gobiernos, sobre todo desde el advenimiento de la democracia, ha sido mimar la gran industria con un gran número de trabajadores, básicamente por motivos políticos. Pero en la mayoría de ocasiones se ha olvidado del microempresario o autónomo.
Ojalá esta crisis haya abierto los ojos a más de uno con poder de decisión para que dé la cancha que merece este tipo de empresas.
José Manuel Santos
(astalBI)
Buenos días Jose Manuel; Muy bueno el artículo.
ResponderEliminarUno de los principales objetivos de AEMME - Asociación Española Multisectorial de Microempresas, es aglutinar a todas estas "pequeñas empresas" (Microempresas), que permita darles presencia en el mercado y se las trate como se merecen ya que como bien indicas son mayoritarias en número con un 95% del TEJIDO Empresarial.
Necesitamos que se den cuenta que ayudando a la figura de la Microempresa, podremos salir antes y mejor de esta situación critica en la que nos encontramos.
Necesitamos medidas que incentiven la creación de actividad económica para posteriormente incentivar la contratación, ya que consiguiendo esto estaríamos erradicando la gran lacra de este país que es el PARO.
Te dejo artículo publicado sobre este asunto que comentas de este mes de Junio.
Saludos cordiales
Víctor Delgado
Hola Víctor,
ResponderEliminarMuchas gracias por tu atención y tu comentario. Efectivamente, coincido contigo en la gran hazaña diaria de las microempresas y autónomos.
Al igual que tú, deseo que quien debe tomar decisiones vea que buena parte de la solución se encuentra en apoyar este tipo de empresas.
Un cordial saludo,
José Manuel Santos
(astalBI)